Cruz Azul, siempre azul

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Esperé unos días después de lo que sucedió para realmente dimensionar que sí había pasado, dado que incrédulamente el sentimiento estaba a flor de piel porque La Máquina del Cruz Azul había logrado el campeonato de Liga, luego de 23 años y múltiples finales sin conseguirlo.

Que aunque digan lo que diga el “vox populi”, esta franquicia es ganadora, porque para llegar a la fiesta grande hay que ganar partidos y los que ganan son exitosos.

El término que rondaba cada torneo estaba siendo aniquilado, si la cruzazuleada dejaba de estar vigente, y el histórico equipo fundado en Jasso estaba curándose en salud y llegaba a las vitrinas el noveno título.

En esta imparcialidad como columnista deportivo y sin perder la objetividad, les comento que estoy seguro que lo sucedido le hace bien al futbol nacional, y no es que si Santos hubiese ganado fuera malo, simplemente se mostró que una de las aficiones más leales del balompié local es la del Cruz Azul.

Todos contentos, es increíble, que hasta propios y extraños querían que los dirigidos por Juan Reynoso conquistaran la Liga BBVA Bancomer, mucha gente se solidarizaba con la idea sin irle a los cementeros.

Hay que recordar, que además de los años sin campeonato de Liga, el club se vio envuelto en múltiples situaciones negativas de pantalón largo, persecuciones legales a directivos, malos manejos, problemas internos en la llamada Cooperativa, cambio de sede y de estadio, todo lo que se hablaba siempre era últimamente más negativo que positivo, directivos deportivos iban y venían, trascendían representantes oportunistas y corruptos, en fin… el Cruz Azul deja atrás todo eso y demuestra seguir siendo un equipo de los grandes de nuestro futbol.

En lo personal, desde que tengo uso de razón le voy a este club hoy capitalino, habrá sido por mi padre y mis tíos, pero siempre me agradó La Máquina, jugase donde jugase, en el Azteca, en la Ciudad de los Deportes o de visitante, sitios en donde me tocó verle jugar.

Creo tener la similitud de muchos aficionados celestes, que sufrimos y aguantamos el bullying genérico, por lo antes mencionado, sin decir nada por años, porque los hechos eran reales dentro y fuera de la cancha; uno se resignaba al sentir la aceptación que al equipo que le vas, el que te genera identidad no arrojaba los resultados esperados.

Pero saben una cosa, ser aficionado de un club tiene que reflejarse en las buenas y en las malas, y ahí estábamos los fanáticos cruzazulinos al pie del cañón, sin abandonar el barco torneo tras torneo, por eso la celebración de este campeonato tiene un grado de moralidad sentimental mayúscula.

La más azul de todas las noches significó gloria y conciliación, diría el periodista David Faitelson en su nota de Color, qué razón tiene, hoy me siento contento en lo más alto del firmamento y sí, perdonamos los más graves resultados y acciones negativas del club. Somo campeones en un azul perfecto.

Por cierto, el juego tuvo una audiencia de 7 millones 800 personas en ambas televisoras que transmitieron la final, una de las más altas en la historia del futbol mexicano, según reportó la Liga Mx.

Jesús Corona, el Catita Domínguez, Jonathan Rodríguez, Luis Romo, se unirán a nombres que son parte del colectivo histórico inmortal de la afición, como el de Carlos Hermosillo, Mauro Camoranesi, Miguel Marín, Eladio Vera, el Kalimán Guzmán, Óscar Pérez, Juan Reynoso, José Luis Sixtos, Francisco Palencia, Horacio López Salgado, Benjamín Galindo, Julio, Zamora, Ignacio Flores, Fernando Bustos, Héctor Pulido, y más; todos ellos son parte de la grandeza que lleva en el orgullo el ser cementero.